Pedido a las autoridades para parar con la exportación de río, sumate a colaborar.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
de de 2013
Al señor presidente de la Cámara de Diputados de la Nación
Dn. Julián Domiguez
S/D
De nuestra consideración:
Las organizaciones y ciudadanos abajo firmantes, solicitamos a Ud., y por su
intermedio a los legisladores integrantes de la Cámara que preside, el
inmediato tratamiento de la iniciativa que prohíbe la exportación de peces de
río.
Argentina sostiene el raro privilegio de ser el único país latinoamericano que
permite la exportación de éstos ejemplares. Aquellas naciones que asi lo
hacían, han comprendido más temprano que tarde que pretender abastecer a un
mercado infinito como es el que demanda peces, con un recurso finito como es el
de las cuencas nacionales, importa una ecuación desequilibrada y peligrosa
donde no hace falta mucho análisis para saber cual de sus variables será la que
termine completamente destruida. Asimilar la población natural de nuestros ríos
al de un simple commodity, es una postura peligrosa que parece desconocer las
especiales características de los ciclos biológicos de desarrollo y
reproducción que necesitan las especies para no extinguirse.
La extracción masiva del sábalo, especie base en la alimentación del resto de
las especies típicas de las cuencas Del Plata y Paraná, importa un
desequilibrio a dos puntas. Por un lado, el que significa aniquilar a quien aporta
equilibrio a la cantidad y función de la materia vegetal en descomposición de
los lechos. Por el otro, el de atentar contra el alimento del resto de la
cadena.
La forma en la que la extracción del sábalo se lleva adelante es ya en si misma
alarmante. La llamada pesca incidental –es decir, la extracción de ejemplares
de otras especies que caen en las mallas- multiplica la destrucción y el
desequilibrio. Contra la escasez de ejemplares, algunas administraciones
provinciales han autorizado la reducción del tamaño del orificio en las redes
de pesca. Esto hace que los ejemplares que se capturan masivamente sean cada
vez más pequeños. A nadie escapa que los cupos de pesca que otorga la Secretaría de
Ganadería, Agricultura y Pesca de la
Nación se cuantifican en toneladas. Por lo tanto, estamos
ante un círculo disvalioso que genera que, a menor tamaño en los peces, mayor
cantidad de ejemplares se utilicen para completar el tonelaje autorizado. El
grueso de ellos, extraídos del agua cuando aun no se incorporaron al ciclo
reproductivo, lo que significa la ruptura de la cadena de continuidad de la
especie.
El sábalo es una especie crucial en el desarrollo del ecosistema ictícola,
porque es la base alimentaria del resto de las especies. Su sobreexplotación masiva
garantiza no solo el riesgo de su propia desaparición, sino el de los peces que
se sustentan en base a él. Destruir el sábalo significa hacerlo secundariamente
con el surubí, la tararira, la boga y el dorado, declarado paradójicamente “Pez
Nacional”, durante 2006. Especialistas del Conicet han coincidido recientemente
en un diagnóstico alarmante: la base de reproducción del surubí, se redujo de
un 80% a un 10% en los últimos años. Más aun, los estudios realizados por
biólogos especializados como el doctor Norberto Oldani ya dan cuenta de cuatro
años seguidos sin reproducción de este ejemplar, símbolo de nuestros ríos (Declaraciones
formuladas en AM 770 Radio Cooperativa, programa “Pasión por la pesca radio”,
edición del 27/7/13).
Vamos así camino a su desaparición, hecho que se sumaría al estado de regresión
en que se encuentran especies como el pacu, el salmón de río y el
manguruyu.
No
desconocemos la complejidad de la temática. Sabemos que tras la
comercialización al exterior del recurso ictícola de las cuencas del
Plata y Paraná, hay un esquema productivo que involucra actores con diferente
peso en la cadena. Pero hacemos un llamado a considerar que si el desarrollo no
es sustentable, lejos de abonar el crecimiento económico de las comunidades
avanza hacia su destrucción a corto y mediano plazo. Las condiciones actuales
han permitido ya poner en jaque nada menos que 30 mil kilómetros cuadrados de
ecosistema ictícola. El desastre ecológico al que vamos en línea recta puede
detenerse. Pero es necesario que la toma de decisiones no se demore mas. Este acercamiento es apenas la introducción a todos los datos duros y estudios
que podemos aportar. Estamos dispuestos a todo el debate que sea necesario, con
los actores que sean necesarios. Pero lo que reclamamos en forma urgente es el
posicionamiento en la agenda legislativa de la problemática que planteamos.
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